Todos hemos ofendido alguna vez a alguien, o bien nos hemos sentido ofendidos. Y la mayoría de las veces esto nos sucede justo con las personas a quienes amamos o con quienes compartimos algún lazo afectivo. Esto es así porque sentimos el derecho de colocarles expectativas nuestras que obviamente no serán cumplidas, expectativas que provienen de nuestras experiencias dolorosas que hemos vivido en el pasado.
Cuántos de nosotros hemos vivido una situación de traición, de humillación de falta de empatía o incluso de falta de respeto. Nos toma mucho tiempo entender, y siempre nos preguntamos, ¿cómo podría yo perdonar a alguien que me ha hecho daño?, en la búsqueda de la respuesta a esta pregunta me he topado con que perdonar no se trata de estar de acuerdo con lo sucedido, no se trata de retomar una relación; perdonar se trata de aceptar lo que sucedió, entendiendo que el otro, sin saberlo, es tan sólo una parte de la historia que tengo que soltar. ¿Cómo podría yo perdonar a alguien que me ha hecho daño?
Cómo es esto, pues bien, deja te pongo un ejemplo: cuando eres niño, esperas con mucha ilusión tu padre te apoye en el proyecto escolar que te han encomendado, pues bien, tu padre después de un día largo de trabajo, llega a casa, te ignora y no te ayuda, al día siguiente tú no eres elegido en el cuadro de honor por no presentar este proyecto, esto te genera un gran dolor y una gran desilusión, (tus expectativas que colocaste en tu padre, no se cumplieron), creces, y con el paso del tiempo esto no lo perdonas, pues te ha dejado una sensación de traición por tu propio padre, lo consideras un mal padre y se genera un gran abismo de rencor y resentimiento, llega un momento en tu vida que la relación con tu padre es insostenible, y ya ni recuerdas en cuál momento inicio esto.
Este resentimiento tiene varios caminos que tomar, el más sencillo es juzgar a tu padre como el “malo de la película” y tú ser la víctima de su mal comportamiento, mientras tú no te das cuenta que todo inicio con tus expectativas, tú seguirás siendo la víctima y no el responsable de tal situación. Nadie nos hiere o nos lastima, somos nosotros los que permitimos que las acciones de los demás nos dañen. Darnos cuenta de esta realidad es dolorosa y nos aleja de la oportunidad de responsabilizarnos de ese 50% que hay en toda relación, mientras menos responsable sea mayor será el sufrimiento. ¿Cómo podría yo perdonar a alguien que me ha hecho daño?
Cuando decido no perdonar me estanco en la escena de dolor, y me convierto en el efecto de una versión mía del pasado, sigo hablando cómo cuando tenía 8 años,
¿Qué es peor, entonces, lo que me sucedió con mi padre o lo que yo he hecho de mi padre todo este tiempo?.
Perdonar es un acto de amor a mi mismo, es un acto de libertad, que me llevará a hacer las paces conmigo mismo.
Me perdono por haber creído que mi padre me ayudaría, cuando yo no entendía que él tenía sus propios proyectos.
Me perdono y me libero de ese pasado que me ata a una falsa imagen mía y de mi padre.
Perdonar es el poder aceptar que el otro no es malo, está simplemente distraído, distraído en su propio sueño. ¿Cómo podría yo perdonar a alguien que me ha hecho daño?